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lunes, 5 de enero de 2015

Este fin de semana que pasó, el país se conmovió por la brutal masacre que sufrió un indefenso toro en el municipio de Turbaco, en el departamento de Bolívar, en las populares corralejas de principio de año, el pobre toro fue masacrado por supuestos “gestores culturales” a punta de botellazos, patadas, puñaladas certeras, golpes de todo tipo, inclusive varios medios de comunicación registraron como un individuo saltaba encima del toro cuando aquel estaba agonizando; no solo levantaron su protesta las asociaciones defensoras de animales, también muchas personas amantes del mundo taurino alzaron su voz por semejante barbaridad en Turbaco.

Pretender afirmar que una corraleja, atestada de dipsómanos de baja estofa dispuestos a todo es una expresión “cultural”, nos deja mucho que pensar, deja muchos sin sabores; al ver tales imágenes que no solamente estremecen y dan profunda tristeza, dejan en toda la sociedad confusión e indignación con la más escalofriante y macabra forma de hacerle daño a un ser vivo, a una expresión de vida, entonces podremos indicar: ¿este tipo de actos son de verdad una expresión cultural? ¿Tan mal estamos que nuestra “cultura” solo puede dar tributo a la muerte? ¿Qué alcance tiene esto y que antecedentes tenemos?

En primer lugar hace mucho que se debió clausurar ese tipo de actos que se denominan corralejas, hace falta regulación jurídica a esto, y en lo que a mi concierne no le veo nada de cultural a esto, a excepción de reconocer que nuestra “cultura” hace un tributo infinito a la muerte y quienes se encargan de producirla, una expresión cultural jamás podría ser semejante barbaridad; ojalá pronto se pueda regular para evitar toda forma de maltrato animal, cabe señalar que desde el nuevo código de Policía viene algo en ese sentido, ojalá el Congreso logre hacerlo, pues no solo estaría bien desde la perspectiva del comportamiento social y de orden público sino también en el régimen penal.

El adagio popular dice “hecha la ley-hecha la trampa”, es decir podríamos llegar a indicar que el tema no es solo normativo, también es un fenómeno netamente de comportamiento colectivo, cultural, o algo tan básico como decir el respeto a la vida es algo sagrado y ahí nuestra educación se ha quedado muy corta; cómo es posible que el país entero, cientos de medios de comunicación, desde televisión, radio, prensa, líderes de opinión, fundaciones por la vida y el maltrato animal, y como lo indique hasta personas amantes de la tauromaquia se indignaron y manifestaron su malestar con tan bajo acto de muerte, pero nos falta coherencia y práctica.

Desde luego que se vale repudiar cualquier acto que atribuya muerte y maltrato a un ser vivo, y hay que hacerlo cada día con voz más fuerte; pero hay algo que me hace pensar o indicar que estamos carentes de total coherencia, que nuestros valores están invertidos, y que peor aún nuestra sociedad está totalmente descompuesta, lloramos como nenas por el pobre torito de Turbaco, pero callamos cuando escuchamos como matan todos los días a nuestros compatriotas, a nuestros soldados y policías a manos del Narcoterrorismo ese mismo que se cobija con la franquicia de las Farc, esto a mí me causa mucho más dolor y preocupación.