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lunes, 7 de septiembre de 2020

Ahora que el gobierno viene hablando de convertir a Colombia en el Silicon Valley de la región, creo que vale la pena recordar la propuesta que me atreví a plantear hace un año y que denominé Enclaves de Máximo Desarrollo (EMD).

Aspira el gobierno actual a poner las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) -y todo el ecosistema tecnológico- como centro de gravedad en el propósito de reactivación económica y, de esa forma, conseguir un liderazgo regional en materia de emprendimiento e innovación. Para ello, los principales jalonadores serían la subasta del espectro y varios megaproyectos digitales que se han puesto en marcha.

Considero que el propósito de poner al país como líder en la región en materia de emprendimiento es válido y realizable, pero para ello es indispensable generar un entorno que sirva de plataforma para que los emprendedores saquen todo su potencial.

Precisamente, el objetivo de los EMD es, inicialmente a manera de prueba piloto, establecer por virtud de una ley uno o varios territorios cuidadosamente delimitados dentro de nuestra geografía nacional, de no más de 4.000 kilómetros cuadrados, con el fin de blindar la actividad comercial dentro de ese espacio con condiciones jurídicas especiales, diseñadas para propiciar un ambiente óptimo para el emprendimiento empresarial.

Así, por ejemplo, se podrían concebir para comenzar dos enclaves, uno en la región cafetera y otro en Arauca o Amazonas, que se convertirían en lugares altamente atractivos para la inversión nacional y extranjera, dadas las condiciones muy favorables que se describen a continuación.

Lo fundamental para que se pueda hacer realidad el sueño de construir estos enclaves muy favorables al emprendimiento, es conseguir un fortalecimiento de las instituciones principales dentro de los enclaves. En ese sentido, el primer cambio de paradigma es superar la idea de que para jalonar la inversión basta con crear ciertos beneficios tributarios, cuando ello es sólo una parte de la receta.

Lo importante es asegurar que en el territorio florezcan la seguridad jurídica y la eficiencia en la función pública. Los fallos judiciales no deben tardarse más de 1 año, el acceso a la justicia debe facilitarse enormemente y el sistema debe operar con jueces especializados en derecho mercantil, que operen con la más alta tecnología y con expedientes electrónicos al 100%. A su vez, los trámites de licencias ambientales, licencias de construcción y demás permisos gubernamentales deben reformularse para asegurar que funcionen con trasparencia, simplicidad, agilidad y máxima seguridad jurídica. De esa manera, el inversionista potencial tendrá la posibilidad real de planear su inversión y prever de mejor manera el resultado de su emprendimiento, con más trazabilidad y precisión.

Ahora bien, al entorno de fortalecimiento institucional será preciso agregarle, como se dijo, un marco de beneficios tributarios de alto impacto y un nuevo régimen laboral de carácter temporal y aplicable únicamente en los EMD bajo ciertas condiciones de creación mínima de nuevos empleos, que ofrezca una mayor flexibilización en el empleo, de forma que se alivien los costos laborales.

Detrás del sonoro eslogan de convertir al país en el Silicon Valley no hay otra cosa que la necesidad de crear condiciones favorables para que los emprendedoras actuales y potenciales se sientan cómodos en poner en marcha sus proyectos y en ejecutar sus inversiones y considero que, en ese sentido, es indispensable que esa aspiración ponga los pies sobre un modelo diseñado para mejorar el entorno institucional, como lo es el modelo de los Enclaves de Máximo Desempeño.