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  • Inés Elvira Vesga

miércoles, 25 de julio de 2018

¿Qué pasa con el fracking en Colombia?

El fracking no es un tema libre de debate y en tiempo electoral sirvió para vender posturas proambiente y antiambiente. Finalmente elegimos un presidente que no dijo ni sí, ni no, y se puso en un punto medio que le permitirá moverse hacia uno u otro lado sin que se le pueda reprochar no cumplir lo prometido.

El fracking es controvertido en todo el mundo. La imagen difundida por el premiado documental “Gasland” en la cual un residente del estado de Colorado, Estados Unidos, generó una llama con el gas que sale de la tubería de su cocina, le ha dado la vuelta al mundo y se convirtió en el ícono de los detractores del fracking, a pesar de que con posterioridad se ha comprobado ,y difundido sin tanto impacto, que este fenómeno se ha producido en Denver con anterioridad a las operaciones de fracking. Posteriormente en 2016 la Agencia para la Protección Ambiental de Estados Unidos publicó un estudio según el cual “ encontró evidencia científica de que las actividades de fracturamiento hidráulico pueden impactar los recursos de agua consumible bajo ciertas circunstancias”, resaltó “ciertas circunstancias”, todas ellas relacionadas con situaciones operacionales que pueden ser manejadas bajo estrictos controles.

En Colombia, recientemente vimos a la comunidad del municipio de Tota, oponiéndose a una presunta actividad de fracking en la laguna de Tota. La ANH tuvo que desmentir la información aclarando que allí no se está llevando a cabo ningún proyecto de fracking. Hace unos meses, se publicó una denuncia contra ConocoPhillips por operaciones de fracking que estaría realizando en el Cesar que, a juicio de los denunciantes, estaba causando iridiscencia en el agua de fuentes de agua cercanas. La ANLA aclaró que en Colombia no se ha conferido hasta el momento ninguna licencia ambiental para llevar a cabo este tipo de operaciones. Preocupa enormemente que ante estos sucesos no haya una sola voz en el Gobierno que explique que hoy no hay fracking pero que en el futuro cercano lo habrá, porque ya existe un marco regulatorio técnico proferido por Ministerio de Minas y Energía, unos términos de referencia emitidos por el Ministerio de Ambiente solicitar las licencias ambientales exploratorias y unas compañías que han suscrito contratos con la ANH que les confieren el derecho a explorar y explotar yacimientos no convencionales. Es cierto que no hay licencias conferidas, pero también lo es que hay licencias en estudio. En otras palabras, el Gobierno no puede hacer del fracking una papa caliente, y desconocer que nos subimos a ese bus años atrás, lo adecuado es expedir los términos de referencia para explotación asegurándose de que las autoridades vigilen adecuadamente la protección del ambiente y que se cumpla con estándares técnicos de primer nivel.

El actual Ministro de Ambiente ha manifestado sus reservas frente al tema y entró en una especie de moratoria al no expedir la regulación que le corresponde a su cartera, pasó la papa caliente al nuevo Gobierno. Por su parte el recién designado ministro en columna de opinión publicada en El Colombiano en 2016, decía “que las desastrosas lecciones aprendidas en otros países nos sirvan para no ser repetidas”. De acuerdo, no tenemos por que repetir ninguna experiencia dañina contra el ambiente y las comunidades. Pero tratándose de nuestra autosuficiencia energética, valdría la pena que los estudios con base en los cuales se confiera o niegue una licencia ambiental sean rigurosos, completos y desprovistos de toda tentación de seguir pasando la papa caliente.

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