Gobierno rechaza declaraciones de las Farc sobre Mindefensa

El jefe negociador afirmó que estas declaraciones son una falta de respeto a las instituciones del Estado y "minan la confianza y el respeto que existe en la mesa de conversaciones". 

De la Calle aseguró que "las Farc no son jueces del Estado" y que "la delegación del Gobierno no caerá en el juego de convertir la mesa de conversaciones en un espacio para criticar a la contraparte". 

Al final de su declaración, De la Calle exigió a las Farc “enfocarse en los temas a negociar”, porque “estos infortunados pronunciamientos de las Farc no alejan de los acuerdos”. 

El negociador reiteró que “no nos importa que no compartan nuestra posición, nosotros no compartimos la de ustedes”, pero que “aquí (en la Mesa de Conversaciones) se buscan entendimientos en medio de posiciones distintas, para construir la paz y la reconciliación”. 

Las declaraciones de las Farc 
Durante la declaración final del ciclo número 21 de conversaciones de paz, las Farc hicieron referencia a “los enemigos de la solución política del conflicto social y armado atrincherados en los altos cargos del Gobierno”. 

Entre ellos incluyeron al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a quien cuestionaron por los recientes escándalos sobre la corrupción al interior del Ejército Nacional. 

Llamándolo “lacayo de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos)”, las Farc afirmaron que Pinzón “está en deuda de hablarle al país sobre la realidad de los escándalos actuales de corrupción por el que atraviesan las Fuerzas Armadas y de los cuales, él no está exento”. 

También lo acusaron de recibir “prebendas, dotes, gangas y canonjías, apartamentos y gomina” por parte de los proveedores de armas y otros instrumentos de las Fuerzas Armadas de Colombia. 

Al final de su declaración, las Farc cuestionaron “¿qué hacía el ministro Pinzón mientras el coronel Robinson González del Río durante años, frente a sus narices, suministraba armas a los grupos narcoparamilitares?”. Al final concluyeron que, “en un Gobierno decente, sin duda, un funcionario de esta calaña ya habría sido despedido del cargo”.