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martes, 13 de octubre de 2020

La pandemia sigue dando temas interesantes en el ámbito del derecho deportivo; cada evento que se reanuda trae retos interesantes para el deporte y el derecho.

Al momento de escribir esta columna ya se jugaron los primeros tres partidos de la eliminatoria sudamericana, como siempre con arbitrajes extraños, partidos trabados, resultados justos y con intervenciones del VAR como en cualquier otro partido polémicas.

Pero no hablaré de esto, para eso hay periodistas de todos los gustos que cuentan a su manera esas historias, me voy a referir al covid. Empecemos, quienes están asumiendo los riesgos del contagio de sus jugadores son los clubes, no las federaciones. Son los primeros quienes pagan cumplidamente los salarios de estas estrellas, que deben constituir pólizas contra lesiones y enfermedades y que a cambio de esto no reciben prácticamente ninguna suma de dinero.

Acá es cuando empiezo a pensar en qué pasa si. Qué pasa si un futbolista del Barcelona FC jugando con la selección de Argentina contrae el covid en La Paz. No creo que esto se trate como accidente de trabajo o enfermedad profesional, al menos desde el punto de vista de la legislación laboral. Le toca al Barcelona FC asumir todos los gastos necesarios para que este jugador se recupere y sobre todo lo pierde para el campeonato español. Debe asumir todo, pagar salarios y especialistas que traten la enfermedad del jugador.

Podría ser todavía peor, el jugador se recupera, digamos en tres semanas, entrena una con su equipo, juega un partido, momento en el cual es nuevamente convocado para jugar eliminatorias, que tengo entendido serán por allá ala segunda semana de noviembre, no olvidemos que es obligación del club liberar al jugador y al jugador acudir a la convocatoria.

Otro supuesto, como el anterior, perfectamente probable y para nada alejado de la realidad. Supongamos que, en Quito, en el partido Ecuador – Uruguay por la segunda fecha se contagian siete jugadores uruguayos y por razones de sanidad ecuatoriana se decreta una cuarentena de dos semanas para toda la delegación de Uruguay. En este equipo, como en la mayoría de las selecciones sudamericanas, los futbolistas juegan en Europa. Los equipos nuevamente tienen que asumir salarios, pero más complejo aún, no pueden tratar a sus jugadores-trabajadores que, repito están aislados.

Si estos casos ocurren, ¿estarán los clubes europeos dispuestos a seguir asumiendo estos riesgos? Personalmente considero una excusa válida para los clubes europeos, como una lesión, el riesgo de contraer covid en Sudamérica. Ya vimos como algunos partidos del campeonato local en Colombia aparecieron y desaparecieron en segundos contagiados, falsos positivos que luego se cambiaron a resultados no concluyentes y finalmente, a pesar del riesgo, los partidos se jugaron.

Finalmente, y ha ocurrido en deportes norteamericanos, si aparece un brote de digamos siete u ocho personas de una delegación ¿se podrá suspender el partido? Es lógico que esta sea la solución adecuada, pero en el fútbol la solución siempre es “el partido se juega si o si”.

Hasta ahora todo ha funcionado de manera adecuada, no han aparecido brotes y apenas algunos pocos jugadores no acudieron a la convocatoria a causa del virus. En ocho días podremos saber con certeza lo ocurrido y poco tiempo después los clubes europeos adoptarán medidas, en el evento de que alguna de las anteriores suceda o cualquiera otra similar. Esperemos que la Conmebol tenga planes b que permitan desarrollar la eliminatoria de manera adecuada.