Es un hecho que la Federación Colombiana de Fútbol no tiene intención en cumplir leyes o reglamentos. El tan repetido “somos empresa privada” pretende hacer creer que por ese motivo nadie puede controlar y que es Fifa la única que tiene capacidad de ordenarles algo.
Pues no, la Federación Colombiana de Fútbol no le hace caso ni a la propia Fifa. Ni Fifa con sus comisiones disciplinaria y de ética, ni el ministerio del deporte, ni la comisión disciplinaria de la federación que tienen facultades para sancionar a quien incumpla con normatividad deportiva hacen algo.
Dice Fifa que se deben trascribir exactamente la siguiente definición: “Un jugador profesional es aquel que tiene un contrato escrito con un club y percibe un monto superior a los gastos que realmente efectúa por su actividad futbolística”. En Colombia alegremente lo definen como: “Jugador profesional es aquel que tiene un contrato de trabajo escrito con un club y percibe un monto igual o superior a un (1) salario mínimo legal mensual vigente.” Ni a Fifa le hacen caso. Esta definición tiene gran importancia pues de la calidad de aficionado o profesional se desprende que un jugador se pueda transferir por una suma de dinero. Nada la Federación ni a Fifa le hace caso, apenas son sugerencias.
Tampoco cumplen las normas que ellos mismos han redactado. Indica el estatuto del jugador, reglamento redactado por la Federación que los contratos de trabajo de los jugadores profesionales deben “Constar por escrito en formato único adoptado por COLFUTBOL, el cual es de obligatorio cumplimiento”. La Federación, que redactó este reglamento, no ha acatado su propia orden. No hay contrato en formato único y cada equipo tiene un texto propio de contrato de trabajo. Si una empresa privada no cumple con sus estatutos, tiene problemas, acá, nada no pasa nada.
Otra norma de Fifa y de la Federación Colombiana de Fútbol ignorada alegremente por el fútbol colombiano con el visto bueno o por lo menos con el silencio cómplice de FIFA es que “Ningún club suscribirá un convenio o contrato que permita a cualquier parte de dicho contrato, o a terceros, asumir una posición por la cual pueda influir en asuntos laborales y sobre transferencias relacionados con la independencia, la política o la actuación de los equipos del club.” En Colombia todos los equipos meten las narices en los asuntos laborales de otros clubes cuando prestan un jugador o se reservan un porcentaje en la venta. Temas como renovación de contratos, autorización para cirugías o negociación conjunta de un jugador son el día a día de nuestro fútbol. FIFA sacó un manual de más de 150 páginas con ejemplos de injerencia en un club en asuntos laborales o de transferencia. Como dirán en algunos lugares, es una norma que “no pegó”
Ni que hablar de cláusulas de recisión de dos millones de dólares para jugadores que ganan el salario mínimo, ilegales y abusivas. Nadie ni en Suiza ni en la propia Federación ni en el ministerio les ordena al menos cumplir con la ley o con lo que ellos se imponen. Al final se molestan porque la generalidad piensa que no cumplen ni la ley ni los reglamentos ni nada. Ellos siempre dirán “somos empresa privada” Y hacemos lo que nos da la gana. En realidad, lo hacen.
Nadie, en la Federación Colombiana de Fútbol ha hecho nada. No para mejorar el fútbol, al menos para cumplir con algunas obligaciones que ellos se imponen o que Fifa les ordena. Pero nada, eso solo de reglamentos y normas, de buena conducta mejor ni hablemos.
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