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martes, 20 de octubre de 2015

Lo anterior, pone de presente la importancia que la sociedad le está otorgando a asuntos desvalorizados hace unos pocos años que hoy están a la orden del día. Esto, a mi juicio, debe ser un punto que merece la mayor atención, no sólo para el beneficio de la población, sino porque hoy en día son situaciones materia de responsabilidad patrimonial, más aún en una ciudad como Bogotá.

Para los puramente economistas -más allá ser un tema ambientalista-, según el alcance de la responsabilidad patrimonial alcanza rincones inesperados en pro de la protección de los derechos individuales, así como los colectivos, no lo es así el avance y desarrollo de la ciudad, lo que, a la postre, puede causar, como está sucediendo en estos momentos, obligación de indemnizar. Dicho de forma más sencilla, en razón a que el avance de la ciudad no está teniendo en cuenta los nuevos ámbitos de protección a los cuales se ha extendido el derecho de daños, dicha desatención será directamente proporcional a las condenas a las que se verán sometidas las distintas entidades del Estado. En esencia, corresponde  a un intento de análisis económico acerca de lo que puede suceder si las entidades encargadas de la proyección de la ciudad no armonizan su labor con los nuevos ámbitos de responsabilidad patrimonial.

Para continuar con los ejemplos, desde hace unos años, la Unión Europea se ha encargado de medir, a través de nuevas tecnologías,  las emisiones de sonido, con el fin de establecer los países con mayor contaminación auditiva. El resultado: París/Francia con tres aeropuertos y Alemania con el desarrollo de líneas de trenes en medio de los barrios de las ciudades, encabezan la lista. Gracias a tales estudios, hoy en día se encuentran en curso demandas contra el Estado presentadas por aquellas personas que se consideran afectadas.

Lo dicho, más allá de mencionar casos foráneos, es una advertencia para nuestras ciudades acerca de la incidencia que puede llegar a tener la tecnología y la mala planeación, en el marco del desarrollo de una ciudad; máxime, cuando nuestro país suele ser importador de nuevas tendencias jurisprudenciales.   

Sin necesidad de ir muy lejos, hace unos días Medellín fue el epicentro de la inauguración de un nuevo Tranvía. ¿Se tuvieron en cuenta las condiciones de habitabilidad de las personas con viviendas aledañas a tales estaciones?, ¿las emisiones de sonido respetan los topes permitidos?  

Sin pretender en lo más mínimo esbozar un estudio serio sobre el tema, mi intención se limita a poner de presente que la planeación contractual de nuevas obras deberá contemplar, adicionalmente, la protección futura de intereses colectivos e individuales.