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jueves, 13 de febrero de 2014

Es increíble, pero parece ser cierto. El anhelado resurgir de Millonarios -el equipo del alma- parece haberse vuelto a empantanar por gracia de complicadas maniobras que dejan mucho para pensar, pero que nadie sabe explicar.

Pero a juzgar por lo que se lee y partiendo de la base de que nadie explica, y aquello que no tiene explicación se presta para que cada cual le de la que prefiera, habría que decir que el equipo pasa de mafia en mafia.

Del control del narcotráfico, bajo cuyo mando ocurrieron crímenes como el del juez (de línea) Álvaro Ortega, el equipo pasó a las manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes que, para llamar a las cosas por su nombre, es, o era, da lo mismo si existe o no, otra mafia.

Luego de un prolongado limbo jurídico y en un claro infierno deportivo, se nos vendió la idea de que venía la democratización de la propiedad del equipo; que se trazaría un marco económico y jurídico para garantizar la efectividad de ese propósito y que pronto, muy pronto, llegaría lo que a todo el mundo le interesa de un equipo de fútbol: el triunfo deportivo.

Con el más amplio despliegue que se recuerde, se le dio la primera patada a la sociedad Azul & Blanco y con una disciplina que ya envidiarían los partidos políticos, literalmente como unas pelotas, los hinchas salimos corriendo a suscribir acciones, con un límite eso sí, para evitar que se repitiera la bochornosa situación ya vivida, de abuso de unas mayorías constituidas con fondos de ilícita procedencia y con el doble propósito de ser un juguete más de un capo, detrás de lo cual se escondía, como era apenas obvio, el menos folclórico fin de blanquear enormes cantidades de dinero, como lo hicieron, a saco roto, en aquellas épocas.

Todo bien hasta allí. O aparentemente bien, corrijo, porque lo que hoy parece ser -porque nadie se atreve a explicar las cosas- es que sí existían unos controlantes, unos mandamases, unos señores moviendo los hilos de las asambleas y definiendo el futuro de la tal sociedad Azul & Blanco o la que fuera, al estilo de antes: a la brava.

Entonces vino lo que varias veces se dijo que no iba a suceder: que las finanzas del equipo estaban comprometidas, no importa cómo pero comprometidas, con los caballeros de industria que terminaron untados en escándalos financieros y bursátiles muy sonados por estos días.

Pero como nadie explica nada, estamos todos los interesados en libertad de darle la lógica que cada cual encuentre mejor porque, ya lo dije, esa es la consecuencia de las cosas que no tienen explicación.   

Mientras creíamos en la buena gestión de los administradores de altísimo perfil que orientaron los destinos de la sociedad detrás del equipo, que a lo mejor y no lo dudo sí son individuos de intachable hoja de vida, se viene a saber que las finanzas del ente pasan por los dolorosos.

Y pensar que está entre los que más aficionados llevan al estadio; pensar que el precio de la boletería se incrementó de manera sensible; pensar que la camiseta estaba llena de patrocinios de buen origen e imaginarse que esos recaudos en manos de gente limpia y avezada en los negocios debían rendir como para no volver a las mismas de antes.

Pero no. Como ya lo vengo diciendo, con alguna cansona insistencia, no hay explicación chica ni grande, plausible ni risible. 

Se dice, pero no se explica ni se demuestra, que la caja se ha resentido para honrar los compromisos adquiridos con sociedades envueltas en el escándalo de Interbolsa. Es decir, para llamar a las cosas por su nombre, se volvió por los caminos de lo que el Drae define como un: “grupo organizado que trata de defender sus intereses”

Esta definición la encuentra el que la quiera buscar, en el Tomo II de la Vigésima Segunda Edición del mentado diccionario, en la página 1416. Y es la definición de la palabra “mafia”

Pero como el mal de muchos es un consuelo de tontos, nosotros los tontos siempre confiamos en “Los Notables” que han defendido ser la parte decente de Millonarios y que son unos señores tan cachacos que parecen santafereños. Y tan ineptos para defender lo decente, que parecen seducidos por la mafia.

Entonces se hace necesario entender cómo es que funciona Millonarios para abogados, porque todo parece indicar que la platica de los accionistas y abonados y la de los hinchas se pudo haber ido tranquilamente en abogados para millonarios.