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  • Nicolás Pérez García

jueves, 16 de septiembre de 2021

A la fecha, el debate entre Shareholderism o Stakeholderism ha sido un tema de polémica sobre qué intereses deben prevalecer a la hora de la tomar decisiones dentro de los órganos societarios de una compañía.

No obstante, con el fenómeno del cambio climático es un debate que tiene que esclarecerse ya que el impacto sobre una posición tiene repercusiones en lo que podría ser la supervivencia de la humanidad en sí misma.

Por muchos años, la tesis de proteger los intereses de los accionistas sobre las partes interesadas fue predominante en el análisis de toma de decisiones corporativas de los administradores. En muchos casos en el derecho comparado como los casos de Revlon vs. MacAndrews, o Ebay vs Newmark en la jurisdicción de Delaware los administradores fueron juzgados por tomar decisiones que daban prevalencia a los intereses de terceras partes sobre los intereses de los accionistas.

Economistas como Milton Friedman se han manifestado sobre la materia afirmando que “la única responsabilidad social de las compañías es aumentar sus utilidades”. El mandato de cualquier forma asociativa ha sido por excelencia maximizar el valor para los accionistas desde un análisis económico moderno. En esa misma línea Lucian Bedchuk ha dicho que la visión del stakeholderism debe ser rechazada y trae costos altísimos para el desempeño económico.

En contraste, está la posición de los que velan de manera absoluta por un interés colectivo de varias partes interesadas más allá del simple beneficio económico de los accionistas. Martin Lipton en este mismo sentido se ha manifestado sobre la necesidad del “purpose corporate governance” donde el mandato es crear valor para todos más no solo para los propietarios de una compañía.

¿Por qué aclarar el debate es importante y jugará un rol definitivo en el cambio climático?

Para nadie es un mito el cambio climático. Si bien es generalmente aceptada la necesidad de realizar cambios, uno de los motivos del cambio climático es adoptar pensamientos como el descrito de Milton Friedman que, si bien aparenta ser una convicción arcaica, es una realidad que en los últimos años ha jugado un rol fundamental en la toma decisiones de las empresas que más han movido la economía del país.

En los últimos años, la economía colombiana ha sido fuertemente impulsada por recursos de origen natural, especialmente el petróleo y la minería. Si bien estas han traído múltiples beneficios en divisas, regalías, entre otras, también ha traído estragos que son ignorados desde lo estrecho del pensamiento de Friedman.

En Colombia el contexto legal no es claro en torno a la existencia de una inclinación por alguna de las dos posiciones. El artículo 98 del Código de Comercio establece que la sociedad como contrato tiene la finalidad de que los accionistas hagan un aporte de con el fin de obtener las utilidades derivadas del desarrollo del objeto social.

De igual manera, la Constitución Política en su artículo 333 habla sobre la libertad de la actividad económica y la iniciativa privada son libres dentro de los límites del bien común y función social que a su vez lleva obligaciones. La libertad se delimitará cuando lo exija el interés social, el ambiente y el patrimonio general de la nación.

¿Qué pasaría en caso de que no se atienda el debate a tiempo?

Para los expertos del medio ambiente en un reciente reporte del Intergovernmental Panel on Cliamate Change (IPCC), la conclusión fue que las conductas humanas han tenido un efecto irreversible que llevará a que muchos de los lugares del mundo se vuelvan inhabitables.

Mas allá de instaurar un régimen legal uniforme donde una posición predomine sobre la otra con la implicación de asumir los debates interminables de las diferentes comisiones del Congreso en Colombia, el llamado está en que las empresas interioricen un pensamiento donde se ponderen ambas posiciones.

Al final, a todos nos conviene que exista un interés colectivo en la toma de decisiones empresarial dado de que si el cambio climático sigue avanzando con determinación el valor agregado que querían construir los empresarios por maximizar utilidades se ve destruido al acabar con los mismos consumidores que deberán abandonar sus países por migraciones climáticas, destrucciones de propiedad por fenómenos naturales, entre otros desastres.

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