Andrea Saray, Directora Centro de Innovación Legal de la Universidad del Bosque

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  • Andrea Saray

jueves, 26 de agosto de 2021

En materia de riesgos empresariales, a nivel jurídico la prevención del riesgo se suele asociar directa y exclusivamente con los temas de Gobierno Corporativo, Sagrilaft y Compliance, dejando de lado otras herramientas legales que regulan la actividad empresarial diariamente y que también pueden generar contingencias y costos a la empresa.

Una de esas herramientas son los contratos, los cuales, como su naturaleza jurídica lo indica, son negocios jurídicos, es decir, llevan los negocios de la realidad económica al mundo jurídico.

Sin embargo, la negociación, redacción e incluso modificación de contratos se limita en ocasiones a cumplir con el mínimo de requisitos legales o a adaptarse a ciertas formas jurídicas, haciendo que la importancia de los contratos como herramienta estratégica de negocios pase inadvertida.

¿En qué sentido el contrato se convierte en herramienta de negocios?

Si vamos a la esencia del contrato, el mismo se celebra para la protección de intereses de las partes. Cuando una empresa toma conciencia de dicha protección, pero además lo armoniza con sus planes y modelos de negocio, funciona ya no solo como un documento legal que protege sus intereses, sino de un documento estratégico que le permitirá desarrollar sus planes a largo plazo.

Esto se materializa en cláusulas pensadas y diseñadas específicamente para regularizar cada relación de la empresa, que mantengan coherencia y que estén en perfecta armonía con la estrategia corporativa. Así, el contrato se convierte en parte de un todo y no únicamente en un documento aislado que se hace “por si algo sale mal”.

El copypaste de cláusulas es el mayor enemigo de todo buen contrato, por eso la reflexión previa y profunda y el diseño estudiado de las cláusulas, además de plasmar estrategias de negocio, permite realizar la gestión preventiva del riesgo. Es decir, si el abogado desde la etapa de negociación conoce y evalúa los riesgos jurídicos y económicos del negocio, redactará cláusulas que le permitan establecer límites y crear instrumentos de mitigación de riesgos, reduciendo así sus posibilidades y costos.

¿Por qué recurrir al diseño de contratos?

El diseño de un contrato permite pensar estratégicamente tanto en los riesgos económicos del contrato como los riesgos jurídicos en su mayoría referentes a su interpretación.

Por ejemplo, los malentendidos entre las partes que pensaban estar planteando una cosa cuando en lenguaje jurídico se ha dicho algo completamente diferente terminan por lo general en litigio.

Es por esto que tendencias como el Legal Design toman fuerza y dotan a los abogados de técnicas para diseñar contratos claros con cláusulas válidas jurídicamente, pero redactadas en lenguaje común. En términos de Margaret Hagan, Legal Design es “el diseño del derecho centrado en el ser humano”, de forma simplista, es construir mensajes válidos jurídicamente en lenguaje común.

Así, un diseño de mensaje en cada cláusula nos dará claridad en lo que se está negociando, coherencia con los objetivos estratégicos de la empresa y realizar la gestión preventiva de riesgos.

Entonces, el contrato alcanza su máximo potencial sirviendo a la vez de herramienta de negocios y de gestión preventiva empresarial.

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