Christian Daniel Prada Mancilla, abogado de Banco Popular- Grupo Aval

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martes, 8 de septiembre de 2020

Pensar en la implementación de nuevas herramientas que le permitan al sector empresarial tener una cultura y proyección exponencial puede resultar complejo y retador, sin embargo, en la actualidad se están implementando las seis D: Digitalización, Decepción, Disrupción, Desmonetización, Desmaterialización y Democratización, elementos importantes de cara a que las empresas dejen de desarrollar su objeto social de forma lineal y lo desarrollen de forma exponencial.

¿La tecnología disruptiva es importante para las empresas?

Ciertamente, la tecnología disruptiva es esencial en la actualidad con el propósito de satisfacer a los clientes o potenciales clientes al momento de ofrecer productos y servicios; en efecto, hacer uso de esta herramienta resulta un aliado muy exitoso y a su vez, resulta contraproducente frente a empresas lineales que les cuesta mucho adaptarse al cambio por tener procesos burocratizados y conservadores.

Observemos que hablar de digitalización, nos conduce a analizar los procesos de negocio que son trasformados aportando mayor eficiencia y efectividad, ahora bien, vemos que la transformación digital de los modelos de negocio, está generando un colapso en las estructuras de las organizaciones sin importar si son jerarquizadas o no. Justamente, hablar de digitalización implica cambios en la cultura, en los procesos y desde luego, esto tiene un componente trasversal de innovación.

Lo que procede una vez se configura la digitalización es la decepción, esto es, un período durante el cual el crecimiento exponencial pasa desapercibido. Por consiguiente, sucede cuando la duplicación ganancias puede generar resultados imperceptibles que a menudo se confunden con el progreso de crecimiento lineal. En ese orden de ideas, muchas empresas al configurarse la decepción buscan competir de forma estratégica en aras de atacar su segmento de mercado y de esta forma, tener el crecimiento exponencial esperado.

Así las cosas, la disrupción significa cualquier innovación que crea un nuevo mercado e interrumpe uno existente, por ejemplo, Uber en el mercado del transporte público haciendo uso de tecnología ha sido completamente disruptivo creando un nuevo mercado y a su vez, interrumpiendo un mercado existente. Muy relacionado con la disrupción, viene la desmonetización que conlleva a la eliminación de dinero como medio de pago de bienes y servicios, por ejemplo, muchos de los servicios financieros en la actualidad se ofrecen de una forma 100% digital sin hacer uso del dinero en efectivo; del mismo modo, se evidencia en muchos países que el uso del dinero en efectivo se ha reducido casi a su totalidad.

Examinemos la desmaterialización, entendida como la desaparición per sé de los bienes y servicios. Vemos el caso de Kodak, inventaron la cámara digital enfocándose solo en esta tecnología, pero, con la creación de los ‘‘smartphone’’, que rápidamente se masificaron, se crearon dispositivos móviles con cámara, generando la total desmaterialización de cámaras digitales.

Por último, analicemos la democratización, que genera que muchas personas accedan a los productos y servicios cuando se configura la desmonetización y la desmaterialización, es decir, se democratizan, por ejemplo, tecnologías creadas inicialmente para un determinado sector pasan a ser usadas por todas las personas.

En conclusión, resulta de gran importancia para el sector empresarial el uso de las 6D de cara a ofrecer productos y servicios de forma exponencial, pero sobretodo, en aras de atender a un mercado competitivo en la actualidad que justamente es imperativo para el sector empresarial.

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