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  • Alejandro Quintana

jueves, 15 de febrero de 2018

“¡Ay no!, ¡Por Dios te lo digo, que en 2018 montaré mi negocio, o moriré en el intento! (…)”, exclama por teléfono entre suspiros y risas una señora de aparentes 40 años a su amiga, un par de minutos antes que debamos apagar celulares y viajar cuarto horas rumbo a Fort Lauderdale, Florida.

“¡Qué locura y qué susto todo esto! (…)”, me dice con risa nerviosa, meneando la cabeza y volviendo la mirada en su celular. Repentinamente me sorprende al confesar estar cansada de trabajar en una empresa hace 14 años y de su reprimida locura de renunciar e invertir gran parte de sus ahorros en crear un producto con el que quisiera revolucionar el mercado.

“Cuando empezamos a cuestionar en qué deberíamos trabajar, lo mejor es pensar qué te haría sentir más feliz (…)”, le respondí. De esta manera, Beatriz y yo nos conocimos y hablamos un par de horas durante el viaje.

Luego de compartirle que todos los días tengo contacto con emprendedores como ella, por mi trabajo, Beatriz me contó más de su idea acerca de vender unos cocteles de sabores y nombres atractivos, que quisiera envasar en latas de 200 ml, de tamaño y forma similares a los de una pelota de tenis, con etiquetas de fluorescentes colores y bajo una marca que me reservo el derecho de divulgar públicamente.

“Imagínese cómo sería si acá le ofrecieran uno de mis cocteles, previamente preparados y fríos… ¡una espirituosa perfecta para relajarse en un vuelo de estos! (…)”, me dice en un tono divertido Beatriz, haciéndome reír a carcajadas.

Historias como la de Beatriz me hicieron pensar que todo potencial empresario que sienta querer hacer realidad su sueño de montar un negocio, debería seguir estas recomendaciones, para estar LISTO y lanzarse al mercado sin miedo al fracaso:

Libere su mente del pesimismo y los prejuicios:

Relájese, vaya a un lugar que sea cómodo para usted y permita que las ideas emerjan poco a poco.

Invente y escriba cuestiones básicas sobre el papel:

Hágase preguntas sencillas, como: ¿qué necesita la gente…?; ¿cómo podría mejorar un método o proceso de la cotidianidad?; ¿qué talento especial tengo del que podría sacar un provecho económico…?, y remate con algo básico: ¿eso me haría feliz...?, si la conclusión es no, le sugiero empezar de nuevo. Una vez tenga aquella idea(s) traída de la metafísica creativa, atrévase a escribir a mano y en líneas sencillas, eso que llegó a su mente. A modo de sugerencia, podría hacerlo sobre papel de color amarillo, con tinta azul.

Sueñe en grande:

Todo gran proyecto siempre requerirá riesgos; lo más importante es saber hacer los cálculos correctos, tener los contactos adecuados y ser innovador. Ser emprendedor es recorrer un camino difícil, que vale la pena atreverse a dar.

Tenga en cuenta algunas consecuencias naturales:

Es natural que se generen algunos impuestos, se tengan que realizar contratos de todo tipo y obtener asesoría en cómo proteger una serie de intangibles que tenga su empresa, sobre cómo hace sus procesos y qué lo hace diferente a los demás. Asesórese correctamente desde el comienzo.

Olvídese de los temores y tiente al destino:

No se deje deprimir con historias de otros emprendedores que no han tenido éxito. Llénese de buenas energías y tenga en cuenta que crear una empresa puede ser equivalente a criar un hijo, es decir, debe ser paciente para hacerlo crecer adecuadamente.

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