¡Good bye, Madiba!

Hablar de Nelson Mandela luego de su fallecimiento será muy seguramente una tendencia, hablar de su carisma, liderazgo, sufrimientos, vida, y pilares políticos darán para construir cientos de columnas, reportajes, crónicas; lograr destacar y entender su legado será un asunto difícil, entender el liderazgo que representa hoy en día cobra vigencia, su nombre es un asunto tan inmenso como complejo, sin lugar a dudas ese líder africano ha marcado un hito, pero, ¿en dónde está la complejidad? Pues la historia ha mostrado que líderes de los quilates como “Madiba” además de ser ejemplos de liderazgo, vida, lucha, y tenacidad, también son usados muchas veces al acomodo de “ideas” o “intereses” predadores.
Mandela fue un hombre austero, se caracterizó por su más alto nivel de tolerancia, pero sin ser esquivo a la solidaridad, ha sido de los pocos líderes políticos que de verdad han trabajado por el bien común; sus mayores mensajes siempre cargados de altas dosis de humildad y amor, no solo por sus compatriotas sino por la humanidad en general. Su trabajo incansable por buscar esa totalidad de derechos y exclusión que vivía Sudáfrica, en donde solo los “blancos” tenían derecho al voto.
Luego, de 27 años en prisión, llegó a gobernar su país, donde la fuerza que lideraba “Congreso Nacional Africano” el cual dirigió desde 1960 fue el amplio vencedor en las elecciones parlamentarias.
Muchos denominaron a Mandela como terrorista, situación que lo llevó a estar en las listas de terroristas vigilados hasta el 2008, hasta cuando el ex presidente George Bush firmó la ley que lo excluyó de tal lista, principalmente porque Mandela nunca cometió crímenes, masacres, tampoco fue determinador de desapariciones forzadas, desplazamiento forzado, ataques terroristas; sus delitos eran calificados como delitos políticos, él se había sublevado al régimen adalid de la exclusión social.
Mandela, el preso 466/64 de Robben Island, un Nacionalista puro que entendió el riesgo que él generaba para el régimen, alguna vez exclamó: “Las prisiones en Suráfrica están concebidas para incapacitarnos de forma que nunca volvamos a tener la fuerza y el coraje de perseguir nuestros ideales”.
Las reflexiones de este gran líder nos ponen en contexto las múltiples acciones del bien llamado terrorismo en Colombia, donde aún y hasta hace muy pocos años, existían campos de concentración para tener en cautiverio a políticos, militares, miembros de la sociedad civil; unos corrieron con suerte y quedaron en libertad en operaciones militares legítimas, otros murieron masacrados por “juicios revolucionarios” o porque simplemente les dio la gana a los señores de las Farc, así paso con los diputados del valle.
A Madiba se le recordará por su gran carisma, y palabras llenas de cariño, también, por la bondad de sus acciones, pero sobre todo por la coherencia que guardaban sus acciones con sus expresiones; lo que soportó por 27 años llevó a muchos en la misma prisión y en menor tiempo de confinamiento, a la locura y a la muerte. A finales de los años 70 gracias a la presión internacional y sus múltiples quejas, le hicieron “ganar” a muchos presos políticos y a él “derechos” como: una simple y modesta mesa, un banco y en época de invierno, la posibilidad de arroparse con una manta en horas de estudio y lectura.
De muchas cualidades y virtudes fuertes que tuvo Mandela como líder, fue su clara y férrea determinación para buscar siempre puntos de referencia de unificación entre personas de opiniones diferentes, siempre consideró como vital trabajar contra la división, no solo como retórica y teoría, sino eso mismo llevado a la práctica, siempre fue lento para expresar sus opiniones, y más lento aun para ser crítico de las posiciones de otros, siempre fue respetuoso en ello, a su vez siempre a los horrores de su país ofrecía soluciones prácticas, también en múltiples ocasiones advirtió que de no ser escuchado: “la violencia aumentaría de forma incontrolable”, ojalá hoy quienes lo ponen como estandarte de la paz, examinen más a profundidad su legado y mensaje, no a la topa tolondra, por lo pronto adiós a Mandela.
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