Luis Armando Tolosa Quintero - Asociado de Mendoza

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  • Luis Armando Tolosa Quintero

jueves, 6 de julio de 2023

En una negociación reciente de un crédito sintético con tasa fija en la que participó la firma Mendoza, uno de aquellos puntos que generó levantarse de la mesa fue el alcance de los costos de rompimiento de la cobertura frente a un pago anticipado del crédito. En la opinión del banco, dichos costos debían incluir las potenciales pérdidas para el banco, o ganancias para el deudor, asociadas con el cambio en la valoración del activo (el crédito) en el balance del banco en la fecha del prepago. A continuación, se hacen algunos comentarios y reflexiones en torno a la posición del banco.

¿Por qué costos de rompimientos de cobertura?

En un crédito con tasa fija generalmente el banco debe tomar un derivado (cobertura) que le permita establecer justamente una tasa fija para el deudor. En estos casos, para el banco es muy importante gestionar el riesgo de un pago anticipado del crédito, porque puede incurrir en pérdidas materiales si debe liquidar anticipadamente la cobertura como consecuencia del prepago. Generalmente, los costos de rompimiento de cobertura son trasladados al deudor y son redactados de manera amplia para tratar de cobijar, entre otros, todos los gastos, costos y pérdidas asociados con la terminación, liquidación o restablecimiento de la cobertura.

¿Qué estaba pidiendo de diferente el banco?

No es novedoso en el mercado que los bancos soliciten redacciones amplias para administrar los riesgos del rompimiento de la cobertura. Sin embargo, a raíz de las pérdidas que asumieron algunos bancos por la liquidación anticipada de sus portafolios de renta fija (léase el Silicon Valley Bank y cía), algunos bancos han tratado de trasladar el riesgo de la valoración del activo a sus deudores de créditos con tasa fija por vía de estos costos (en adición, por ejemplo, al mark - to - market del derivado).

El riesgo de la valoración del activo ocurre porque, a diferencia de un crédito con tasa variable, en el que la tasa del crédito refleja las condiciones de mercado y, por lo tanto, en el que el crédito se contabiliza a valor de mercado; en un crédito con tasa fija, el valor del activo (crédito) en el balance del banco está sujeta a los movimientos de las tasas de interés. Por ejemplo, si las tasas de interés en el mercado son más altas que la tasa fija del crédito, el activo vale menos en el balance del banco, porque el crédito está rentando menos que otros activos comparables en el mercado (below par), y en este caso, el deudor estaría prepagando el crédito en beneficio del banco. Por el contrario, si bajan las tasas de interés, el activo (crédito) con una tasa fija más alta, vale más en el balance del banco, porque el crédito está rentando más que otros activos (above par), y el deudor estaría prepagando un crédito que el banco desearía conservar.

¿El deudor?

Para el deudor no tiene sentido asumir el riesgo de la valoración del activo. Por un lado, en las circunstancias de crédito actuales en donde es más probable que las tasas bajen, si un deudor decide prepagar su crédito (que el banco a su vez desearía conservar en su balance), el deudor con esta nueva fórmula debe pagar al banco la diferencia negativa entre el valor prepagado y el valor de mercado del activo prepagado. Por otro lado, si el deudor tomara un crédito en tasa variable, y luego tomara una cobertura por su cuenta en el mercado mostrador para volverlo un crédito con tasa fija, el deudor no tendría que reconocer ningún cambio en la valoración del activo subyacente al proveedor de la cobertura. De manera que, si la intención del deudor es, justamente administrar el riesgo de variaciones inusitadas en la tasa, no tiene sentido para deudor aceptar este tipo de solicitudes de los bancos.

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