Con la reciente obtención de la “medalla de bronce” por parte de la selección sub-20 de futbol en la copa mundial de la categoría, primer podio desde 2003, ha vuelto a ser un tema popular la cantidad y capacidad del talento futbolístico que se produce en el país. Sin embargo, ¿si vale la pena que se apueste por forjar este talento?
El punto que se tocará en este artículo, que es la perspectiva de los clubes, no da muy buenas señales, ya que las inversiones que tienen que hacer estas entidades en captación y desarrollo de talento, en la mayoría de los casos, no justifica la tasa de éxito de futbolistas amateur que llegan al profesionalismo. Además que, muchos de estos terminan abandonando la institución gratis o por sumas ínfimas después de la gran inversión realizada.
Afortunadamente, para estos casos, la FIFA ha dispuesto en el Reglamento de la Cámara de Compensación de esta entidad los mecanismos de: indemnización por formación, que se entiende como aquel ingreso que se le reconoce a los clubes por la formación de un jugador y; la contribución por solidaridad, por medio de la cual, si un jugador es transferido, cualquier club que haya contribuido a su formación recibirá una parte del monto pagado a su antiguo club.
Respecto de la indemnización por formación, esta se les paga a los clubes que formaron al jugador entre los 12 y los 21 años, siempre que se cumpla una de dos condiciones: (i) cuando el jugador firma su primer contrato profesional o (ii) cuando el jugador sea transferido internacionalmente hasta el final de la temporada de su 23 cumpleaños. Esta se calcula según los costos establecidos que dependen de la asociación y categoría del club formador, que para el caso de Colombia, según la Circular 1853 de la FIFA, ascienden actualmente desde 2000 hasta 50000 dólares según la categoría, una cantidad nada despreciable.
En el caso de la contribución por solidaridad, esta solo se pagará para transferencias internacionales de un jugador que ya sea profesional sin importar su edad, deduciéndose el 5% del precio de la transferencia entre los clubes que formaron al jugador entre los 12 y los 23 años. Por lo que se presentan escenarios como que la venta al Bayern Múnich, por 75 millones de euros, de Luis Diaz haga que equipos como el Junior y el Barranquilla F.C. reciban conjuntamente en sus arcas unos nada despreciables 3.75 millones de euros. Este año cayó el Baloto en Barranquilla.
Pese a que, como todo en la vida, el éxito jamás esta garantizado, la presencia de estos mecanismos son una razón más para apostar por el talento propio. Si bien un insumo económico no debería ser la única justificante, en un país como el que vivimos estos mecanismos para proteger a los clubes y a sus inversiones son una más de las razones por las que la gente de verdad podría involucrarse en luchar por el deporte nacional.
De la mano de estos mecanismos se espera que, tarde que temprano, los clubes no tendrán excusa alguna para no apostar por una sola cosa: Colombia.
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