Isabel Torres, asociada en el área de derecho corporativo Posse Herrera Ruiz

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  • Isabel Cristina Torres Argáez

viernes, 29 de enero de 2021

Una definición única de “startup” no existe. Sin embargo, dicho término está asociado con una empresa de reciente creación en sus fases operativas iniciales y cuya prioridad usualmente es la viabilidad de su producto o servicio. Las dinámicas políticas, sociales y económicas globales son influenciadas por la tecnología, la ciencia y la innovación, generando mayor dinamismo en cuanto a la creación desarrollo y escalabilidad de startups.

¿Cómo el gobierno corporativo puede ser una estrategia de sostenibilidad?
Partiendo de la premisa según la cual un buen gobierno corporativo incide en la maximización del valor y fomenta una gestión eficiente de las compañías y sus recursos generando respuestas innovadoras y sostenibles, las startups, en su visión y planeación de largo plazo, deberían incluir en su agenda la adopción de ciertas prácticas de gobierno corporativo desde su concepción, cuya implementación sea gradual en función de su crecimiento y tamaño.

No es usual que las startups, en sus primeras etapas, tengan como prioridad adoptar un gobierno corporativo. Sin perjuicio de lo anterior, es importante responder de manera acertada a las nuevas prácticas y formas de hacer negocios y crear empresa que se han venido implementando en los últimos años a nivel mundial, así como, por ejemplo, atender los retos derivados de las consecuencias de una pandemia mundial ocasionada por la covid-19 que ha llevado a muchos sectores a replantearse su manera de operar y crecer. Estas circunstancias hacen que, a mayor crecimiento, la administración se vuelva más compleja y resulte necesario adaptarse al cambio manteniendo un ambiente ético, tomando decisiones de manera eficiente y sostenible de largo plazo.

En este entorno, desde su concepción, sus fundadores deberían establecer lineamientos claros y vinculantes respecto de la toma de decisiones relevantes, así como de los derechos (i.e. mayorías de voto, derechos de veto, distribución o reinversión de utilidades, etc.), obligaciones (i.e. reportes de la gerencia, revelación de información, etc.) y relaciones entre socios, incluyendo inversionistas que a futuro tengan tal calidad.

Sería estratégico regular el rol de los órganos de administración según la compañía vaya creciendo, la gestión de conflictos de interés, resolución de conflictos, e incluso prever planes de transición del equipo gerencial según las necesidades y complejidad de la compañía en sus diferentes etapas.

Complementando lo anterior, prever órganos de administración empoderados e idóneos puede generar imparcialidad y transparencia a la toma de decisiones y favorecer un seguimiento al cumplimiento de los acuerdos previos.

En 2020, la Cámara de Comercio de Bogotá, la Superintendencia de Sociedades y Confecámaras, lanzaron la “Guía de Buenas Prácticas de Gobierno Corporativo para Empresas Competitivas, Productivas y Perdurables” como una actualización de las recomendaciones contenidas en la “Guía Colombiana de Gobierno Corporativo para Sociedades Cerradas y de Familia” publicada en 2009. Destacamos que la nueva versión contiene un capítulo en el cual se abordan recomendaciones de gobierno corporativo aplicables a startups, como complemento a los capítulos generales en materia de gobierno corporativo.

Este constituye un primer paso en Colombia para familiarizar a los emprendedores con el gobierno corporativo y su relación con la competitividad, productividad y perdurabilidad y esperamos fomente un cambio de conciencia en la forma de dirigir y administrar startups y sociedades de pequeño y mediano tamaño.

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